‘Resident Evil’ merece un multijugador en forma y debería ser un remake de Outbreak

Esto es Resident Evil Outbreak, el experimento de Capcom que intentó revolucionar el terror cooperativo

La pantalla se enciende con el sonido de cristales rompiéndose. El humo del bar Jack se mezcla con el olor a sangre fresca. Un zombi arrastra a un camarero hacia las sombras mientras los gritos se pierden entre la confusión y el caos.

No eres Chris Redfield. No tienes un arsenal escondido en tu chaleco táctico (ni la fuerza para pegarle a rocas). Eres Kevin Ryman, un policía ebrio con una pistola semivacía, o Alyssa Ashcroft, una periodista con un encendedor y una llave rota como únicas armas.

Esto es Resident Evil Outbreak, el experimento de Capcom que intentó revolucionar el terror cooperativo en una era donde jugar online en PlayStation 2 era tan limitante como mandar un fax en pleno 2025.

Veinte años después, mientras Resident Evil 9 se cocina en los hornos de Capcom, los rumores apuntan a que el juego podría resucitar elementos de Outbreak. No es casualidad. En un mercado saturado de battle royales y shooters, la industria necesita volver a entender algo que este spin-off olvidado hizo mejor que muchos: el verdadero horror no está en los monstruos, sino en la fragilidad humana.

Cuando el terror era cotidiano

Outbreak no quería salvadores. Quería víctimas. Ocho personajes jugables, desde un estudiante asustadizo hasta una camarera con un pasado turbio, atrapados en una ciudad que se desmoronaba minuto a minuto.

Aquí no había escenas de Leon S. Kennedy con patadas voladoras. Si un zombi te agarraba, dependías de que otro NPC o jugador —tal vez un desconocido al otro lado del mundo— te ayudara a zafarte antes de que tus entrañas decoraran el pavimento.

El juego era una oda a la desesperación. El inventario era ridículamente pequeño (cuatro espacios, como si el apocalipsis zombi te obligara a elegir entre curarte o llevar una llave).

La infección por el virus T avanzaba lenta pero implacable, convirtiendo cada herida en una sentencia de muerte. Y lo más brutal: los enemigos podían romper puertas de todas las habitaciones, incluso de aquellos santuarios donde los jugadores de Resident Evil clásico respiraban tranquilos. Outbreak no daba tregua.


La pesadilla técnica: El Online

Jugar Outbreak online en 2004 era como intentar hacer cirugía a corazón abierto con una cuchara. PlayStation 2 no tenía micrófono integrado, así que la comunicación se reducía a emoticonos y frases predefinidas (“¡Ayuda!”, “¡Corre!”, “¡Maldita sea, Yoko, deja de tropezar!”).

Los servidores norteamericanos colapsaban cada semana, y Europa ni siquiera tuvo online en el primer juego. Japón fue el único paraíso, con partidas llenas hasta que Capcom apagó los servidores en 2011.

Pero ahí estaba la magia: esa incomodidad era el juego.

Sin voces, sin marcadores, sin HUDs que te guiaran. Solo tú, otros tres desconocidos y la certeza de que, si alguien se infectaba al final de la partida, ese helicóptero de escape podía convertirse en un ataúd de metal con helices.


Outbreak, a la sombra de Resident Evil 9

El insider Dusk Golem filtró hace meses que RE9 conectaría con Outbreak, y el tráiler de revelación lo confirmó: Grace Ashcroft, personaje clave del nuevo juego, es hija de Alyssa Ashcroft, la reportera de Outbreak.

Capcom no resucita lore muerto por capricho. Podría ser señal de que están tejiendo algo más grande.

Hablamos de un estudio que, tras el fracaso de Umbrella Corps y el olvido prematuro de Re:Verse, sabe que sus intentos multijugador necesitan un reinicio. 


Los fans no se rinden (y Capcom debe escucharlos)

Mientras Capcom ignoraba Outbreak, los fans lo mantuvieron vivo. Proyectos como OBFS (Outbreak File Server) permiten jugar online hoy, con texturas HD y soporte para Discord.

Hay mods que añaden nuevos zombis, armas e incluso escenarios basados en Resident Evil 2 Remake. Es una ironía cruel: la comunidad hizo el trabajo que Capcom temió intentar.

En foros como Resident Evil Universe, los jugadores llevan años diseccionando cada pista.

Desde emails filtrados de desarrolladores hasta menciones en artbooks oficiales. Todos apuntan a lo mismo: Outbreak fue un experimento dolorosamente adelantado a su tiempo.


¿Qué es lo que pide un remake?

No se trata de copiar y pegar Outbreak con gráficos bonitos. Hablamos de capturar su esencia:

  1. El peso de cada decisión: Que elegir entre salvar a un jugador o robarle sus balas tenga consecuencias reales.
  2. Comunicación cruda: Sin marcadores GPS. Sin voces cristalinas. Solo el sonido de los pasos de alguien —¿o algo?— acercándose en la oscuridad.
  3. Jefes que aprendan: Criaturas como el Tyrant o el Licker deberían adaptarse a las tácticas de los jugadores, como el Alien de Isolation.

Si Resident Evil 2 Remake demostró algo, es que el terror clásico sigue vendiendo. Pero el multijugador de la saga lleva demasiado tiempo perdido en el limbo de los shooters genéricos

Outbreak fue el único que entendió que, en el corazón de Resident Evil, nunca hubo héroes. Solo personas corrientes luchando por vivir un minuto más.

Capcom tiene la oportunidad de corregir veinte años de intentos fallidos en despegar el modo online de una de las sagas más icónicas en la historia del gaming. La pregunta es: ¿tendrán el valor de mirar hacia atrás para avanzar? Solo el tiempo nos lo dirá.

Autor

  • Autor Mauricio Ortiz

    Con dos décadas de inmersión en el mundo de los videojuegos, mi trayectoria como gamer no solo me ha permitido disfrutar de incontables aventuras, sino también ser un testigo privilegiado de la evolución de la industria.

    He vivido de primera mano la transición desde los gráficos pixelados hasta las realidades virtuales, los cambios en las dinámicas de juego online y la explosión de los eSports.

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